Lo que fue

Antes solía venir mucho por aquí, era como un hogar. Había caras conocidas y gente con la que estaba a gusto. Luego la vida (¿la vida?, las cosas que pasan, las decisiones que tomamos, las equivocaciones de los demás y nuestros propios errores, las ocupaciones, los intereses, la rutina...) te va dejando cerca cada vez menos personas con las que estar a gusto. Cada vez menos, pero según pasa el tiempo, las más importantes. Hasta que tu vida es tu hogar, tus cuatro paredes y fuera no queda nadie. Aquellos con quienes lo pasaste bien ya solo están en el interior de tu cabeza, en ese espacio que se llama 'nostalgia' porque duele y no puedes volver. Ni siquiera para decirles que te acuerdas de ellos, que con su presencia hicieron que una época mereciera la pena, incluso que fueron lo mejor de aquellos años. Desaparecen con una parte de lo que fuimos, de nosotros.

Da igual tener los libros en las estanterías que echarlos a la hoguera. Llegado el momento nada nos salva. Nada merece la pena.

Me voy desperezando. Con el otoño vuelvo, si es que esto es volver, a las calles naranjas. Veranear. Ajeno en tierra propia. Miro hacia tantos sitios que no avanzo hacia ninguno.

A pesar de todo soy feliz y tengo que dar las gracias.
Las palabras no vienen a mi cabeza, ahora no pienso. Pero no la tengo vacía.
Está llena de recuerdos cariñosos, de imágenes.
Imágenes de la ciudad más al Oeste, cuesta arriba. De día y de noche.
Todavía sigues en mis oraciones.

Soy el propietario de mis acciones, heredero de mis acciones, nacido de mis acciones;
me relaciono a través de mis acciones,
y mis acciones son mi árbitro.
Para bien o para mal, soy heredero de todo lo que hago.

Me he convertido en lo que no quería ser.
Ya no soy más.
Debería arrancarme la piel a tiras, ponerla a secar, reconstruirme
y quizá así pudiera evocar un instante de lo que un día fui.

Las chicas

Lundra perdería su poso de tristeza si un buen chico la besara fuerte todos los días.
Milindrisa equivocó la carrera. Tenía que haber estudiado una filología y haberse casado con un chico de buena familia que la hiciera infeliz. Ahora escribiría hermosos poemas.
Albanta mientras, mientras la tos se lo permite, se ríe.
Y Luz, el nombre mejor puesto, está a la vez en el fondo y en el centro.

Ir a votar

Quizá sea porque en el instituto nos enseñaron con detalle la historia del siglo XIX y sé lo que costó que tuviéramos sufragio universal, directo, secreto y libre; quizá porque la generación de mis padres estuvo cuarenta años sin elegir a nadie; quizá porque me acuerdo de la enorme cantidad de lugares donde un gesto tan natural para nosotros como decir "me bajo a votar, ahora subo" es impensable; quizá porque no había colegio al día siguiente de las elecciones. Llamadme tonto o inocente, pero el caso es que me gusta ir a votar y ver cómo participa la gente. Eso sí, la cola donde los pollos asados era más larga que ante las urnas.

Conciencia política

Veo mucha (quizá no tanta, pero da igual) gente joven cuya situación social le tendría que llevar de forma natural a apoyar a la izquierda, que sin embargo vota al Partido Popular. Algunos casos me los explico por los interminables catorce años de Gobierno socialista, con su corrupción y tal, que hizo que muchos (ya treintañeros) terminaran hartos y vean en el PP la variedad. Pero para otros más jóvenes no creo que esta explicación valga.

Me pregunto si la conciencia de clase ha desaparecido en el pensamiento común. Entre los seguidores naturales de la derecha sé que no, que forman una piña (¿paradoja?). El caso es que no me extrañaría del todo. Escucho las propuestas electorales del PSOE y siento el mismo vacío en el estómago (que con las de sus oponentes). Prometen más de esto y de aquello y yo creo que deberían prometer menos de todo. Tener menos de todo para que Todo dure más.

Operaciones mentales

Si en un sitio no te invitan a hablar, lo suyo es que te calles. Pero esta vez voy a decir algo.
He tenido que ver últimamente a muchas chicas guapas que por moverse en un ambiente en el que ser muy guapa no es suficiente, sino que hay que estar perfecta, terminan por operarse. Y en ocasiones (muchas) desgraciarse. Es cierto que algunas quedan tan bien que su ejemplo empuja a otras, pero se diría entonces que tiene mucho de lotería, que puedes salir del quirófano peor, claramente peor, de lo que entraste.

Si el cuerpo que se ve reflejado en ese cristal es el tuyo, te aseguro que no necesitas nada de lo que pueda darte un bisturí, que estás perfecta y que si es necesario iré corriendo a Cuenca o a Albacete para decirte:
Por favor, no hagas esa locura-estupidez y disfruta de lo mucho bueno que tienes. ¿Estamos?


PD1: Y de plana, nada.
PD2: Este post puede que se autodestruya.

Si sí o si no

Si os gusta la vida, vivid.
Si no os gusta la vida, leed.

La mucha gente...

Lo que definitivamente hace que Madrid sea desagradable es la cantidad de gente que hay. Con mucha menos, como si todos los días fuesen puente, sin agobios en el metro, sin tantos coches y ruido, esta ciudad sería estupenda.