Sí. No me gusta usar palabras feas para titular mis posts, pero es que la he cagado pero bien.
Tenía que enviar una carta con una serie de papeles. Uno de ellos era una fotocopia de otro que previamente había tratado con típex (nada grave, vale, quitar algo de publicidad para que quedase más bonito). Ya sabéis, el típico apaño. Salgo de casa con todos los papeles; me voy a la papelería donde hago la fotocopia y compro el sobre; me voy a la oficina de correos; cojo número y pienso "hay gentecilla, así que en lo que espero me da tiempo para poner la dirección, el remite y meter los papeles". Sucede que la cola avanza rápidamente, que me tengo que dar prisa, que acabo justo a tiempo. Y cuando estoy en el mostrador, con el sobre cerrado, con la pegatina de envío certificado pegada, ¡zas!, sí, lo que hace rato que estáis pensando: miro mi carpetilla de cartón y allí estaba delatora la hijadeputa: había metido dentro la del típex.
Lo peor es que de ese envío depende que me manden más curro, coño.
No se lo he contado a nadie, mi historial de cosas de estas es ya largo como para añadir algo más... Es que es tan típico de mí... Cuando salía de la papelería lo he pensado: "Cuidado, no vaya a meter la hoja que no es". Las prisas, las putas prisas, mis peores enemigas sin duda alguna. Aaaaajjjjjjj.
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2 comentarios:
jajaja. perdón. pero es que a mi también me han pasado cosas de esas.no para ningún trabajo, pero si que soy bastante desastre porque siempre voy corriendo a todas partes por culpa también de las puñeteras prisas. Buaj.
Bueno hombre! un fallito de estos lo tiene cualquiera, ayyyyy si cada uno de nostros pensaramos en lo que las prisas y los despistes nos han hecho hacer...
ANIMO!
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