10 mayo 2007

Un violín

Se coloca en uno de los pasillos del transbordo de Nuevos Ministerios. Es de un país del otro lado del telón, de cuando los músicos eran otra cosa. Toca bien. Lo suficiente como para sentir el pellizco que produce Bach bien tocado.Llena el espacio. Se impone al trasiego de la gente y da la única nota humanizadora a todo aquello. Pide limosma, pero es el que más da.

5 comentarios:

Helena Martín dijo...

Sí que es verdad...
Me acuerdo de un hombre en Salamanca que tocaba el arpa y tenía a sus pies un cartel que decía: "vendo arpa". El hombre tocaba genial, te daba que pensar, a lo mejor en su país el hombre este tocó en una orquesta, cuantos aplausos se había llevado y la tristeza de dar una parte de él...yo que "toco" el bajo, pienso en los momentos que me salía un acorde bien y en la paliza que daba con mi satisfacción, yo sé que un instrumento es parte de ti y llegar al punto de venderlo, me pareció de las cosas más tristes que había visto en mi vida.

Anónimo dijo...

Conozco la sensación de ir paseando por el metro y escuchar música bien tocada, melodías que significan algo, notas que te llegan, que se te quedan dentro, parece que es él quien necesita el dinero, pero muchas veces le necesitabas mucho más tu a él

María del Mar dijo...

:) Sí...
Y a veces, te quedas pensando cuánta prisa tienes de llegar a donde vas, mientras él está ahí, tocando el violín, solo música...
No hay prisa.
Hay cosas mas importantes que llegar temprano...

Anónimo dijo...

en

el

contempop

no

hay

violines

pero...

Actias isabellae dijo...

Eso no é una pinícula?